Seis de la mañana, el despertador con estruendo suena. Me levanto, estiro las piernas. Embelesado a través de la ventana miro el nacimiento de la luz temprana que cubre de rocío la dormida ribera. Hoy un día en las alturas comienza, me pongo el uniforme, aprieto la corbata recordando lo que hasta ahora me marca. Mirando de nuevo por la ventana de café sorbo sólo una chispa. Y para no olvidar nada hago en mi cabeza una breve lista. "La verdad, muy hermoso. Mas no sería la vista algo tan preciado si la bella ninfa que ocupa mi lecho cubre su piel del despiadado viento que sopla en el anaranjado cielo" (Suspira) Bien, es hora de ir tirando. Pero antes, visitaré una silenciosa y tranquila cafetería" (Sonríe y sale)
Mike Ryman
La Dama y Macbeth
En un día nublado y de mucho viento, en uno de esos cualquiera en los que te sientes incierto sobre la rutina y el paso del tiempo. En uno de esos días en los que se detiene el cielo me pongo a divagar contando recuerdos de lo que hasta aquí me ha traído, los que una vez reír me hicieron. Y ahora me pregunto...
¿Quedarán más croissants? Entre tanto reparo y cosas que hacer aún no calculé qué hora debía de ser, así que me decido a sorber el café delante de una dama que no paraba de leer.
> Mike: Mis ojos no dan tregua ¿Es eso Macbeth?
Sin darme cuenta, demasiado me acerqué. La dama me prenetraba la mente me hizo con la mirada retroceder.
> Dama: (Levanta la ceja) ¿Os gusta Shakespeare?
> Mike: (Sonríe) Un poco, tal vez. ¿A vos?
> Dama: (Confusa) Claro, por eso lo estoy leyendo...
> Mike: (Pensativo) Que algo se lea no implica que guste pues la empatía se genera en el desenlace, más si sólo lleváis un poco de ése me temo que imposible se hace que os juzge. No obstante, si habéis hecho que la lectura de nuevo empiece, que llevais aprendidas más de tres obras para que el verso retumbe, entonces sí, debe a la dama mucho gustarle. (Sonriente se levanta) Disfrutad la obra, he de marcharme.
Pago y abandono el café tras de mí se oyen pasos ¿Quien es? Me doy la vuelta y mis ojos no dan crédito a lo que ven.
> Mike: ¿La dama de antes me sigue? No...no puede ser.
Mike Ryman.
Teatro y poco tiempo
En un lugar de Londres lucha por su actuación un joven hombre. Con el guión en mano, aún sobre el escenario sus ojos por el cansancio ya casi están cerrados.
>Mike: (Suspira) En esta noche de corazón expuesto a los vestigios del ayer. Parado, pensativo.. me siento a lidiar con las ideas que les dieron a mis sueños un después.
(Tira el guión dando un grito) ¡Demasiadas ideas a estas horas para que mi razón me haga enloquecer! No puedo olvidar su suerte ni tampoco dejarlo de ver... Necesito así plasmarlo, debo en mí creer.
(Coge el guión para intentarlo otra vez pero se rinde) No...Imposible. Si el tiempo a mi alrededor se entumece sólo la nada puedo ver. Así la vida entera pasa por delante en un desfile de espinas con la ilusión disfrazada de romance. Con un precioso bals de puñales la soledad me invita a pasar la noche para luego acabar como antes, con los pedazos de lo que me ocurrió en balde.
(Se pellizca saliendo del trance) ¡Mike! ¡Esta noche no puede ser! Aquello que mi mente quiere y que mi cuerpo no puede complacer. ¡Más quisiera yo que el aire me diera fuerzas, que respirar fuera como el comer!
No hay más remedio... He de dejar la grabación ¿Para otro día tal vez..? (Exhausto se baja del escenario, apaga la cámara y se va a dormir)
Lo siento amigos míos, pero tardaré.
Mike Ryman.
Mi día normal de San Valentín
Hora de desayunar ¿Qué podría pedir? ¿Un donut y un café tal vez? Pero...es que no tengo mucha hambre.. Espera ¿Yo sin hambre? ¿Qué demonios me está pasando? Debe ser que estoy algo destemplado.. Si..me acercaré al mostrador y pediré algo, será lo mejor.
> Mike: Hola. Un café con leche y un pastel de lo que sea, por favor.
>Empleada: Sólo tenemos corazones de San Valentín.
>Mike: ¿Eh? Pero si... San Valentín es mañana ¿No?
>Empleada: Ya pero..es lo que hay.
>Mike: (Molesto) Vale, pues uno de esos y un café. (Se sienta y come el corazón mirándolo con desprecio) He aquí yo con algo de angustia, devorando un corazón de azúcar.